El mundo no puede estar lleno de gente como yo.

En la soledad de cuatro paredes es donde mejor me defiendo, estoy yo solo conmigo mismo, mi peor enemigo y a la vez mi mejor aliado, está lloviendo, hace frío, y suena Johnny Cash, otra vez he vuelto a soñar con ella, otra vez éramos felices, otra vez me despierto con la cruda realidad. 
La necesito tanto cerca como lejos, es mi todo, es mi nada, es lo mejor que me ha pasado en la vida y es la que ha causado mi muerte.

Nos veremos en otra vida.

Los días pasan, las circunstancias empeoran y la gente me satura. Quiero estar solo, necesito estar solo, una semana recluido, deprimido, muerto... Días en los que el único ruido que escuche sea mi corazón partiéndose. Y a partir de ahí, renacer, salir, vivir y dejar morir tu recuerdo, porque olvidar las cosas malas también es tener buena memoria.

Te quiero tanto que hasta suena mal decirlo con palabras.

Quizá fue un error venirme y dejar todo por (des)amor, pero la experiencia me ha enseñado que algunos de los mejores momentos de la vida son errores.
Empiezo de cero, en la capital del mundo y sin conocer a nadie. 
Tengo el resto de mi vida por delante, solo te diré una cosa, acuérdate de mí cuando me olvides, que allí donde no estés iré a buscarte.

No me gusta pensar que te tengo miedo.

Hemos llegado aquí juntos, en un Mustang de mierda que ya no va marcha atrás. Yo iba a ser un héroe de la guitarra, ella iba a diseñar mi vestuario...

Yo terminé produciendo, ella terminó sola todo el tiempo.

Ella quiso la casa, yo quise la libertad, y la conseguí joder. Ahora bebo lo que quiero, esnifo lo que quiero, follo lo que quiero... Pero al despertar cada mañana lo único que quiero es ver su sonrisa a un centímetro de mi cara.

Ya no soy tu tabla de salvación.

Báilame el agua,
Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto,
Sácame de quicio, hazme sufrir... 
Ponme a secar como un trapo mojado. 
Lléname de vida, 
líbrame de mi estigma,
Llámame tonto. 
Olvida todo lo que haya podido decirte hasta ahora. 
No me arrastres,
No me asustes,
Vete lejos...pero no sueltes mi mano. 
Empecemos de nuevo. 
Toca mis ojos,
Nota la textura del calor,
¿Por cuánto te vendes?
Píllate los dedos,
Y deja que te invite a un café. 
Caliente claro 
Y sin azucar... sin aliento

Echo de menos la comodidad de estar triste.

Por qué te quiero en 65 palabras:

Te quiero porque creo que entiendes como soy. Te quiero porque a ti te puedo contar lo que a nadie le puedo contar. Porque puedo sentir que mi vida a tu lado cobrará sentido y dejará de ser vacía. Te quiero porque me preguntaste cuántos años tenía cuando murió mi padre y eso nadie me lo había preguntado jamás. 
Te quiero tanto que me gustaría...


¿Alguna vez os habéis sentido tan felices, tan, tan, tan felices, que habéis pensado que jamás os sentiríais igual de felices, vuestra vida ha llegado a una perfección total, que quizá no vale la pena buscar más? 
Yo sí que encontré esa felicidad, fue junto a ELLA.

Madrid, 1987

                               -Miguel-

 Has atravesado el café como una gacela. Totalmente fuera de  sitio entre toda esa vulgaridad

                               -Ángela-

               Así que es verdad que escribes aquí siempre

                               -Miguel-

    No siempre. Siempre es una palabra peligrosa. ¿No te parece?

                               -Ángela-

                                No sé.

                               -Miguel-

Las palabras que parecen que obligan a algo son siempre mentiras.
A nadie le obliga una palabra. No te fíes de las palabras. Parecen una cadena, pero se rompen así.

(Y Miguel hace un gesto de romper con suma facilidad unas esposas invisibles).

A veces por muy alta que pongas la música, sólo puedes oírte a ti mismo.

                         There is a pleasure in the pathless woods;
             There is a rapture on the lonely shore;
             There is society, where none intrudes;
             By the deep sea, and music in its roar:
             I love not man the less, but Nature more...

Las cosas nunca habían estado así de jodidas, y yo nunca me había sentido tan bien.

Tengo tendencia a repetir una y otra vez lo duro que me resulta escribir, pero esto es lo más difícil que he tenido que escribir 
nunca. No existe una manera fácil de decirlo así que simplemente lo diré, he conocido a alguien, fue una casualidad, yo no lo estaba buscando, no lo planeé, fue la tormenta perfecta, ella dijo una cosa yo dije otra y cuando me di cuenta quería pasar el resto de mi vida en mitad de aquella conversación.