martes, 4 de diciembre de 2012

Mis sentir, en boca de otro.

Nuestra voz es hoy tan débil, que si no nos ponemos a un palmo de la boca del otro será imposible saber lo que nos decimos.

“¿Qué haces aquí?” Te pregunté. Y tú, sin vacilar apenas, me contestaste: “Romperte la vida siempre que me lo vuelvas a pedir”

Me siento muy avergonzado por no haberte escrito antes, pero puedes culpar de ello a la llegada del otoño y al dolor que un día me causaste.

Acabo de preguntarme si lo que guardo de tu respiración lo tallé de algún dedo de tus alveolos o si, por lo que parece, lo sentí contigo.

Que no amanezca. Por favor, que no amanezca! Quedémonos aquí, así... No despiertes todavía, que conozco el día que nos espera.

Ando por fuera desde hace un tiempo.Quizás ya es hora de cavar un túnel para arrastrarme un poco por dentro,donde mi voz apenas se escucha.

No me parece que éste sea un intercambio de regalos muy equitativo. Tú te quedaste con mi corazón. Yo con tu envoltorio.

Y hoy, esa misma felicidad anhelada es la única que consigue mantenerme en pie, pero administrada en dosis de efímera permanencia.

A ti, exclamé para mí, nunca pensé que te perdería.

(Axel Pi)





No hay comentarios:

Publicar un comentario